Capítulo 4
JULIA
HABLA CON ÍKER
Julia, ya en casa, se encontró
con su hijo.
—¿Estuviste hoy viendo a tu padre
en la cárcel? —preguntó.
—Sí, mamá.
—¿Y qué tal?
—En fin, bien. Me habló del
honor, del respeto que siente hacia ti, y que lo único que quiso fue
protegerte.
La madre lo miró con los ojos muy
abiertos.
—Dice que fue condenado por
guardar tu secreto —añadió Íker.
—¿Mi secreto? ¿De qué secreto
hablas, hijo?
—Mi padre no quiso llamarte para
que declararas a su favor por no meterte en el juicio. No deseaba que tus padres
tuvieran que pasar por el hecho de que su hija, siendo menor de edad, se
hubiese acostado con un presunto violador de adolescentes. Intentó mantenerte
al margen para que la prensa no te siguiera y nadie te involucrara en tan
macabro asunto.
Julia no podía contener las
lágrimas. Su amor de adolescencia se había sacrificado por ella, guardando un
secreto que fue su condena.
—Dice que no mató a la joven y
que si te hubieses detenido a mirar la autopsia de la chica, comprenderías que
a la hora que la mataron aún estabais juntos, en el hotel de la carretera. Él
no es el asesino y ha estado pagando una culpa que no era suya, solo por
guardar las apariencias. ¿Sabes, mamá?, le odio.
—No debes odiarlo, él no sabía
que tú nacerías, hijo. De haberlo sabido, me hubiese llamado, de eso estoy
segura, y yo hubiese ido corriendo a declarar a su favor, y hoy estaríamos
juntos.
—Mamá, es por eso por lo que me
encuentro tan mal, siento mucha rabia. Su silencio te echó en los brazos de tu
miserable marido.
—No hables así de él, por favor
—reprochó a su hijo—. No puedo decir que sea bueno… pero, es el padre de tu
hermana.
—Mi hermana es tan miserable como
él. ¿Es que no te das cuenta de cómo te desprecia? Y eso que tú eres su madre,
y aun así, nunca ha tenido palabras dulces para ti.
—Hijo, lo que pasa es que es
rebelde y adolescente. Todavía no ha cumplido quince años. Pero es también hija
mía y la quiero mucho; aunque a veces me haga sufrir, es sangre de mi sangre.
—Me parece que no. Toda la que
tiene es de su padre. Noelia es tan amargada como él. Y tiene malas entrañas,
mamá. Yo ya no puedo aguantar más tu angustia, lo único que haces es callar,
resignándote a todo. Sufro mucho. Sufro por ti.
Julia abrazó a su hijo. Sabía que
el joven tenía razón, pero ¿qué podía hacer? No podía tirar la toalla, nunca la
tiraría por su hija, su única hija. Comprendía que la joven era áspera y agria,
pero pensaba que era por la edad, por su adolescencia.
Sin decir nada, se apartó de su
hijo y se fue a su cuarto, dejando al muchacho solo.
A Julia le dolía hasta el alma.
Qué injusta había sido con Óscar, que simplemente pensó en protegerla. Se hubiese
vuelto loco solo con la idea de que la prensa sensacionalista fuese a por ella
y le hicieran la vida imposible. Hubiese salido en los programas del corazón…
Julia le daba vueltas al hecho de que, si al menos los medios lo hubieran
fotografiado y ella lo hubiese visto, habría corrido a la policía y demostrado
que aquella noche, a la hora del asesinato, estaban juntos. Pero ningún
periódico publicó una simple foto suya, ni salió tampoco en televisión. Nadie
vio nunca el rostro del asesino de Laura.
Óscar le habría aportado
serenidad, estabilidad a su vida. Si él hubiese sabido que ella le había dado
un hijo, no hubiese aguantado cumplir esa condena.
Las gestiones del director de la
prisión estaban dan-do su fruto. Óscar debía ser excarcelado de la forma más
silenciosa posible. ¿Cómo? Debía prometerle que se iría a otro lugar; tenía la
conformidad de los altos mandos peni-tenciarios, solo debía pensar cómo
hacerlo. Necesitaba te-ner un plan convincente para que Óscar no se diera
cuenta de que solo querían quitarlo de en medio.
Mirando por Internet encontró en
Google la página de Médicos Sin Fronteras; ahí estaba su lugar, esa podía ser
la solución. Lo convencería para que se fuera de vo-luntario con esa
organización. Haría las gestiones nece-sarias, hablaría con quien tuviera que
hablar y, cuando lo tuviese todo organizado, con sutileza le haría ver que den-tro
de él había un gran médico. Y allí donde fuera ofre-cería sus servicios a la
gente necesitada, se implicaría per-sonalmente en la causa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario